Las drogas que más circulan en Argentina, según la Asociación Toxicológica Argentina (ATA), en su último informe sobre drogas (2017) son:
El éxtasis o MDMA o Adán. Es la droga de diseño que ha incrementado su consumo más que ninguna otra en la década de los noventa y los 2000.
Se presenta en pastillas que no superan el tamaño de una aspirina, aunque también puede distribuirse en polvo, generalmente de color rosáceo, blanco, amarillo o azul.
Es activo en humanos a partir de los 75 a 100 mg (1mg/Kg de peso), y comienza a producir efectos en menos de media hora, la mayoría de los cuáles desaparecen entre las cuatro y seis horas, según la tolerancia.
Sus consumidores pretenden facilitar la comunicación y las relaciones personales y conseguir una sensación de euforia, disminuyendo el cansancio, el hambre o la sed.
Cuando se consume éxtasis, no se debe beber alcohol, ya que puede desencadenar un cuadro conocido como "golpe de calor", con alto riesgo de deshidratación. Se han registrado casos, en los que el consumidor sufre taquicardia, mareos, vómitos, calambres, nerviosismo, e incluso paranoia. Para reducir el riesgo de padecer este síndrome, sólo deben ingerir agua.
Además, como consecuencia de su consumo pueden persistir una serie de efectos residuales, tales como insomnio, agotamiento, depresión, irritabilidad, cefalea y dolores musculares, que desaparecen tras ingerir una nueva dosis.
La MDEA, se caracteriza por poseer MDMA o éxtasis, sus efectos ocurren mas rápidamente y son de duración mas corta en comparación al éxtasis.
En cuanto a sus efectos tóxicos, también produce neurotoxicidad sobre el sistema serotoninérgico y, en lo que se refiere a la temperatura corporal, induce hipertermia o aumento de la temperatura.
Se consume en pastillas que por una cara suelen llevar grabada la palabra "Eva" y, por otra, la dosis activa (unos 130 mg). Es la droga de diseño que menos altera la percepción de su consumidor, pero la que más estimula el sistema nervioso central. Asimismo, es la más parecida a la anfetamina y la que menos presenta efectos secundarios.
La dietilamida de ácido lisérgico, LSD o simplemente LSD es una sustancia psicodélica semisintética que se obtiene de la ergolina y de la familia de las triptaminas y que produce efectos psicológicos.
Sus efectos pueden incluir alucinaciones con ojos abiertos y cerrados, sinestesia, percepción distorsionada del tiempo y disolución del ego, la alteración de la percepción, la conciencia y los sentimientos, además de sentir sensaciones o visualizar imágenes que al consumidor le pueden parecer reales pero que no lo son.
El MDA o píldora del amor se sintetizó en Alemania en 1910 y combina los efectos de la anfetamina y la mescalina.
Parece mostrar mayores efectos alucinógenos y una toxicidad superior al éxtasis. Con su consumo se pretende producir euforia y aumentar la sociabilidad. Se presenta en cápsulas de 200-300 mg., y su vía de administración es oral. El efecto tiene lugar a los 30-60 minutos de la ingestión y dura entre 6 y 10 horas.
Dosis superiores a los 300 mg, pueden producir midriasis, hiperactividad, aumento de la salivación, piloerección y, en casos graves, rigidez, convulsiones, fallo respiratorio y muerte.
La metanfetamina es un estimulante que tiene un alto potencial para ser abusada y que se puede obtener solamente por medio de prescripción médica. Se utiliza para el tratamiento de la narcolepsia (un trastorno del sueño) y del trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Sin embargo, estos usos médicos son limitados y las dosis son mucho más bajas que las que se usan típicamente cuando la droga es abusada.
La fenciclidina, polvo de ángel, PCP o Poppers se comenzó a fabricar en los años 50 como anestésico intravenoso. A mediados de los años 60, se dejó de utilizar debido a que producía en los pacientes intervenidos agitación, estados de delirio y conductas irracionales. Se trata de un polvo blanco, cristalino, que se disuelve fácilmente en agua o alcohol.
Tiene un sabor amargo distintivo y se puede mezclar con facilidad con colorantes. Se comercializa en forma de diversas clases de tabletas, cápsulas y polvos de colores. Por lo general se usa inhalada, fumada o ingerida. Para fumarla se suele aplicar a hojas de plantas, como menta, perejil, orégano o marihuana.
Los efectos del PCP en el cerebro inhiben la habilidad del usuario para concentrarse, pensar de manera lógica y articular. Ocurren cambios dramáticos en la percepción, los pensamientos y el estado de ánimo. Algunos usuarios experimentan una euforia de leve a intensa, mientras que otros se sienten amenazados por el miedo, la ansiedad o el pánico.
Las personas que usan PCP de forma crónica sufren de pérdida de memoria, dificultad para hablar y pensar, depresión y pérdida de peso. Estos síntomas pueden persistir hasta un año después de dejar de usar PCP.